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lunes, 31 de marzo de 2014

Velas caseras: dar cera, pulir cera

Hemos pasado una noche mágica. Como una bendita, sembraste todo el piso con velas esperando la llegada de tu pareja, emocionada y trastabillando con los muebles porque has apagado la luz demasiado pronto. Una cena especial y postres a la carta. Eso sí, el momento de soplar las velas como paso previo a la habitación ha cortado un poco el rollo. A ver si los gatos van a salir como las fallas de Valencia.

A la mañana siguiente, todo lleno de románticas gotas de cera seca y velas semiderretidas. A recordar todas las que pusimos para recogerlas. Con una bolsa vamos recuperándolas y al acabar nos acercamos a la basu… NOOOOOOOOOO. La basura es ese agujero negro lleno de gravedad que nos atrae pero dentro del cual sólo hay oscuridad. Miedo ¿verdad? Pues aléjate, leches.

Vamos a utilizar todos esos restos para unirlos de nuevo en nuestras velas personalizadas. Y así, de paso, usamos todos esos envases que conviven en el lavadero y que por alguna extraña melancolía congénita no has tirado: botellas de suavizante, de refrescos, de bebidas alcohólicas –“tiene una forma tan bonita”-, botes de mayonesa… en fin, que hay un señor llamado Diógenes que te obliga a guardar de todo para darle ese sentido a tu vida que Evax no ha conseguido darle en la búsqueda del olor de las nubes. Puedes ahorrarte la vela de la primera comunión, "esa déjala, anda, que queda muy mística".

Después de la cera, hay algo importante a considerar: sin mecha, no enciende. Entiéndelo antes de que sea demasiado tarde. 

La cuerda perfecta es la que usa para bridar la carne y que venden en bobinas circulares. Pero cualquier cordel simple de algodón nos sirve. Ojo con usar hilo porque si no te vas a tirar toda la tarde trenzando. Y necesitamos una base con algo de peso para que podamos mantener la cuerda en el centro y que no explote con el calor. Puede ser una concha marina, una chapa de refresco o una piedra pequeña que te cruces en tu paseo perruno. Piensa que cuando la vela se derrita, mejor encontrar una bonita concha que no un pedrusco de orígenes dudosos.

Utensilios:

  • Un cazo cochambroso que será exclusivo para derretir cera porque quedará inutilizable para otra  cosa
  • El tenedor más feo que tengamos por casa
  • Un palillo de brocheta o el que te llevaste del chino escondido en la chaqueta. 


Proceso:
1.    Lo fundamental aunque te consideres la más limpia del barrio es forrar todo. A ser posible con papel de aluminio en caso de tener fogones. Los de vitro después se lo pasarán pipa con la rasqueta. Nosotros no lo hicimos y aún estamos quitando cera.

2.    Prepara los moldes: Si es de plástico cuidado con volcar la cera muy caliente porque se deformará y desmoldará fatal, aunque pueden quedar formas interesantes. A más flexible sea el plástico, más fácil desmoldaremos. 

3.    Elige el fuego más pequeño, ponlo al mínimo y coloca el cazo. Si en algún momento sale humo de los bordes, retíralo porque significa que la cera se está quemando. Cuando enfríe podemos seguir. Lo mejor es empezar con virutas o restos pequeños y una vez derretidos, ya ponemos los trozos grandes. Se derretirá mejor. Si aparecen cosas negras flotando en el cazo, son impurezas que al volcar la cera quedarán en el fondo del cazo y podremos retirar sin que nos estropee las velas. Si aparece algo alargado flotando, evidentemente, es la mecha. Retírala con el tenedor y déjala sobre papel de cocina. Al señor que está metiendo la zarpa le deseo todo lo mejor.



4.       Prepara la mecha: debe sobrar un palmo de mecha de la longitud del molde. Si la hacemos con cordel, hacemos 3 hiladas de la misma longitud y las trenzamos como podéis ver en la foto de la izquierda. Usar los tiradores de la cocina como sujeción es práctico… si tienes la altura suficiente.
5.       Como tenemos parte de la cera derretida en el cazo, descolgamos la premecha y la bañamos 3 veces dejando secar en papel entre cada inmersión y cuidando de no gotear. Volvemos a colgarla de nuevo de los tiradores hasta que se ponga rígida. Es el momento de emocionarse… ¡mi primera mecha!



6.       En la punta donde la mecha esté más irregular atamos la piedra o concha. La introducimos en cera derretida para que una las piezas, dejamos secar y al molde de forma que quede en medio de la base. La parte que sobresale de mecha la enrollamos a un palo que apoyamos horizontal en el borde del recipiente. Como hacer un pozo. O no.





















7.
       Tenemos 10 oportunidades para saber cuándo la cera tiene la temperatura perfecta para que no derrita el molde. Una por cada dedo chamuscado. O podemos verter una gota en el trozo de plástico que nos haya sobrado al hacer el molde y comprobar si lo resiste.


8.       Rellenamos moldes. Limpiamos las virutas negras con papel y volvemos a empezar. Así hasta que alcancemos el nivel deseado de relleno.



















9.       No has acabado todavía. Cuando se dejen enfriar más de 24 horas aparecerán agujeros. Esto es porque hemos vertido la cera a no mucha temperatura para no cargarnos los moldes de plástico. No pasa nada. Volvemos a derretir cera y a rellenar. Así hasta que quede plana. Si rellenamos con un color diferente al que habíamos usado nos quedará más original. 
10.   Desmoldamos. Si es plástico, con mucha paciencia o al recortar con tijera harás palanca y al traste con la vela. Si es cristal, lo envuelves en un trapo viejo que tirarás, te pones guantes y a arrearle. Los vecinos estarán encantados contigo. Hay botellas que son estupendas como las de Lambrusco y otras horrorosas de duras como las de licores. También existen los martillos. Paciencia y cuidado.



11.   Tened preparado algodón de desmaquillar para pasarlo a la vela cuando hayamos roto el molde así quitar todas las virutas de cristal. Aunque no las veas, están ahí y son peligrosas.

12.   Corta la mecha sobrante. Deja al menos 2 dedos, no seas ruin y te vayas a quedar sin mecha. 

13.   Desmoldada y cortada la mecha, si la vela tiene imperfecciones y quieres hacerle un tunning puedes usar el secador. Al pasarlo se crean microgotas que con los dedos podemos ir alisando. Otra opción es usar el soplete. El de soldador no, bestia, el de cocina. Es más preciso y puntiforme, pero si lo acercas mucho harás un agujero y vuelta a rellenar. No todas las velas soportan bien estos retoques, algunas quedarán mate por la mala calidad de la cera. Así que empieza por donde no se ve, la base. 

Enciende la vela y… Ohhhhhh… qué fuego tan especial y tan... Mío


¡¡¡¡A REGALAR VELAS!!!!



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