Translate

sábado, 22 de marzo de 2014

Autopublicar un ebook: una historia real


¡Ya empezó la primavera! Los pájaros trinan cruzando el cielo azul con su vuelo y la flores resurgen con todos sus colores... ejem... qué frío hace y menudo cielo tapado horroroso y gris estoy viendo por la ventana, va a caer la de Noé... 

En fin... hoy es un día de los de café, mantita y libros. Y he pensado... mmmm... ¿le interesaría a la gente saber publicar un libro? Pero uno por internet, un ebook, para que salga lo más barato posible, no tengamos que llorarle a ninguna editorial y encima todo el mundo lo pueda descargar gratis o pagando, como elijamos.

Y he pensado en esto también porque hace muy poquito recibí la llamada de una pareja maravillosa que conocí en mi trabajo. Llegaron azorados, cargando con ellos un e-reader de 10 pulgadas que pesa más de medio kilo (el lector electrónico o "cacharro" para leer ebooks) y con miradas de angustia porque no conseguían resolver el gran "enigma": cómo leer sus propios pdfs ahí dentro. 

Alfonso, un señor que a sus 70 años mantiene su apostura y una mirada pícara que delata que ha pasado años entre adolescentes, tiene una colección de pdfs escritos por él mismo. Son libros divulgativos de historia y de ciencias, que se ha dedicado a escribir y que ha regalado a sus amigos. Ahora quiere poder leerlos en el aparato pero no consigue hacerlos llegar. Solucionado esto con un copiar-pegar, ven aparecer sus libros y se iluminan sus ojos como si acabara de abrirles la cueva de Alí Baba allí mismo. 

Hablamos sobre lo maravilloso de escribir y de compartir, sobre la importancia que esos libros tienen para ellos dos, el escritor y su musa, y me explican las peripecias que han sufrido para publicarlos en papel y poder repartirlos entre amigos. Son su legado, me dicen con la mirada absorta en un futuro oscuro que esperan con resignación.

Ese comentario es un interruptor que enciende una idea en mí: ayudarles a publicar sus libros para que todo el mundo pueda tener acceso a ellos. Se emocionan. Intercambiamos teléfonos. Prometemos cita. Y mano a la obra me pongo a buscar información.

En mi búsqueda he encontrado que hay un montón de lugares donde autopublicarse pero para mí lo más importante es que esos libros obtengan su ISBN: el dni del libro, que prueba la autoría, lo registra y permite ponerlo a la venta.

El ISBN lo podemos solicitar directamente a la Agencia ISBN por 45€ (cada libro) en el servicio más básico: 


Una vez conseguido éste, si queremos podemos venderlo nosotros mismos por Internet. Pero en este caso, quiero algo que lo tenga todo, el ISBN, que quede en una página web conocida por mucha gente, que pueda estar protegido, que ellos no tengan que publicitar o mantener nada. Y veo otra página web interesante dedicada exclusivamente a esto, Bubok:


Tienen todo tipo de servicios: posibilidad de darse de alta en ISBN o Safecreative (un registro que nos vale como el ISBN y que es gratuito), de que te lo editen, de hacer copias en papel, de que diseñen una portada. Aquí tenéis el enlace a su cuadro de precios:


Pero aún me parece un poco complicado para ellos y busco algo que sea más conocido, más cercano, por lo que miro en la página web de Casa del Libro que sé que tienen un servicio de autopublicaciones:


Por 29€ veo que te gestionan el ISBN, puedes subir tu pdf (o epub si eres un editor avanzado y ya te editas tus propios ebooks), tu portada, elegir si quieres que esté protegido o no para evitar copias ilegales, eliger el precio y saber exactamente qué cantidad te ingresarán en la cuenta corriente que configures cada vez que compren un libro. Fácil, rápido, una web conocida y muy visitada.

Nos ponemos mano a la obra y realmente resulta muy sencillo: 

1. Nos registramos en Casa del Libro y en la pestaña "Servicios" vamos a "Autopublicación Tagus"

2. Click en "Comenzar"

3. Seleccionamos el .pdf por un lado (sin portada, sólo texto) y la portada en formato .jpg por otro.

4. Escribimos el argumento del libro, la materia para que esté clasificado dentro del catálogo de la librería y decidimos si está protegido o no.

5. Le ponemos precio. En el momento te dice qué parte de ese precio irá para ti.

6. Rellenamos nuestros datos de cuenta corriente para que nos puedan hacer los ingresos.

"Voilà" libro camino a la "nube"

Una vez acabado el proceso con un libro, les resultó tan fácil, que como dos alumnos aplicados, nada más marcharme de su casa, publicaron un segundo ebook ellos solos siguiendo los mismos pasos. 

Estaban eufóricos y me llamaron para comunicármelo. Hacer llegar la tecnología a personas que la han vivido ya mayores es como ser Papá Noel... de primavera y sin renos, por favor, que ahora tenemos bicicletas.

Los dos libros tardaron unos 15 días en estar a la venta ya que la gestión de ISBN tiene su proceso, pero ya están allí, su legado escrito, un trozo de sus vidas. Y más llegarán de ellos dos, incasables creativos, él con más de 50 libros a su espalda que seguramente hayamos usado porque nos ayudaban con las clases de BUP, COU y ESO, un profesor de matemáticas obsesionado con "deleitar enseñando" y su mujer, promotora, amiga y musa. Cómplices. Generosos. Ejemplos vivientes.

No puedo irme sin dejar un enlace a esos dos libros que son la prueba del "asesinato" y también dos obras que merece la pena leer. Son amenas, frescas y eruditas, con vocación de enseñanza, tejidas con diálogos a la manera de los antiguos filósofos griegos pero sin retórica superflua. Son Alfonso y Victoria, eternos.



viernes, 21 de marzo de 2014

Muslos de pollo en Mi salsa o Qué hacer con el tallo de la cebolleta

Hay recetas que comienzan en un libro de cocina, recetas que comienzan en un sabor o un olor, en un recuerdo... y otras, simplemente, te las encuentras por casualidad cuando haces comida de reciclaje. 

Ésta, específicamente, empieza en el momento en que corto el tallo de un manojo de cebolletas que tengo en la nevera y que ocupan todo el espacio vital de las verduras vecinas.

INGREDIENTES (2 personas pequeñitas)

1 tomate pelado 
1/2 pimiento verde
2 muslos de pollo
1/2 litro de agua
1 pastilla de caldo de pollo o de verduras
tallos de 3 o 4 cebolletas
1 o 2 dientes ajos, según el aliento que quieras compartir con la humanidad
1 cucharadita sal y otra de azúcar para el sofrito
Una pizca de sal y pimenta (opcional) para los muslos
2 patatas medianas peladas
Un chorrito de Oporto o vino tinto. 

SARTÉN HONDA


¡Vamos allá! 
1. Antes de nada, vamos a MARCAR los muslos de pollo salpimentados ligeramente en una sartén con un poquito de aceite, lo que significa que cuando el aceite esté bien caliente, pasaremos por allí los muslos, primero una cara y después la otra, hasta que se vean bien doraditos pero no hechos por dentro. De esta forma los sellamos para que cuando vayan a la cazuela no pierdan tanto líquido resecándose y para que además ese tostadito magnífico se incorpore a los sabores de todo el plato en general.

2. Cuando estás a punto de sacarlos porque las dos caras están bien doradas, echamos el chorrito de Oporto u otro vino tinto que tengamos por casa. El Oporto le da un aroma y un toque dulce a la salsa muy interesante pero podemos sustituirlo por vino tinto y tendremos otros matices.  

3. Dejamos REDUCIR el vino, que no es sólo que se evapore y espese sino que también pierda su alcohol en esa evaporación. Cuando se incorpora alcohol a una receta, éste debe hervir a no ser que lo queramos justamente sea el sabor a alcohol y toda su graduación en nuestra sangre: Viva la fiesta.

4. Reservamos los muslos en un plato SIN LIMPIAR LA SARTÉN porque aprovecharemos los sabores que han quedado en ella para que se mezclen con el sofrito. 

5. Momento sofrito: en casa los tropezones no son bienvenidos y por eso tenemos el carnet de "picadoras de todo lo verde". Cada uno puede hacer el sofrito como prefiera, pero en esta receta todo ha ido escrupulosamente picado: dientes de ajo, tallos de cebolleta y pimiento verde. Y a la sartén donde habíamos marcado muslos.

6. Mientras se va dorando la picada verde, pongo en la picadora el tomate pelado para triturarlo bien (si le dejas la piel te encontrarás hilillos duros y te acordarás de esta receta y de una servidora) y lo añado a la sartén cuando el sofrito esté hecho. Éste es el momento de poner a fuego lento porque buscaremos que liguen todos los sabores.

7. De nuevo sin lavar, ponemos en la picadora dos dedos de agua y removemos llevándonos los trocitos de verduras que hayan quedado y los restos de tomate. Añadimos ahí mismo una cucharadita de sal y otra de azúcar, volvemos a remover y para la sartén.

8. En un recipiente ponemos a calentar 1/2 litro de agua con una pastilla disuelta de caldo de pollo o de verduras. Si no os gusta usar pastillas, preparad FONDOS naturales que son estupendos para las recetas. Ya dedicaremos una entrada de blog a este tema. Otra opción son los bricks de caldos de verduras. Total... 1/2 líquido de agua con sabor.

9. Mientras, pela las dos patatas y córtalas en cuadrados irregulares, tipo patata brava. Añade a la sartén el agua anterior bien caliente, las patatas y los muslos de pollo. La pinta que nos tiene que quedar es más o menos ésta:


¿Para cuándo las pantallas de ordenador que transmitan olores? 

10. Chup-chup. ¿Cuánto? Las patatas suelen tardar unos 30 minutos en cocer... aunque la alta cocina usa el truco de "pincha el palillo" o sea que nosotros también lo tenemos permitido. Los muslos más o menos, según el tamaño. Para saber si un muslo está crudo, con un cuchillo separamos el hueso de la carne sin destrozarlo y vemos si está hecha. Sólo hacer palanca, no descuartizar. A más tiempo, salsa más reducida y sabrosa, pero patatas deshechas y carne reseca. 

11. Servir y comer. Obvio ¿no? Si os fijáis en ese trocito de carne suelta veréis el resultado de descuartizar al comprobar el punto. Feo. Pero va muy bien para que se vea el tono rosado que coge la carne hecha pero no pasada de cocción. Excusas. Pero estaba... Mmmmm...


Por último... si os ha quedado salsa porque el pan no os ha llegado para mojarla toda... ¡no la tiréis! En la próxima entrada os explicaremos qué hemos hecho nosotras con ella... por ahora, nos espera impaciente en un tupper bien refrigerado.

martes, 18 de marzo de 2014

En tu fiesta me colé... y me he llevado los ganchitos que te sobraron

Qué rabia da ver esos restos de patatas fritas, ganchitos, ruedas, pelotazos y demás "snacks" que a la gente le encanta dejar con esa vergüenza tan característica que no es otra cosa que evitar ser señalado como el glotón del grupo. Llega el momento de recoger y cada bolsa tiene su resto, ese puñadito que al final no has terminado de verter en el bol porque la cháchara te ha envuelto y tú tan contenta de dejar de ser anfitriona y relajarte. Pero cuando vas a recoger y te asomas al cubo de basura te entra ese malestar que te dice que tirar comida "está feo". Y coges todos los restos de bolsas y los metes en un "tupper" tan contenta. Pero claro... ¿Y ahora qué? 

Pues como también "está feo" usar esas sobras para ponérselas al primero que vuelva a cruzar la puerta vamos a usarlas para hacer unos estupendos rebozados crujientes y diferentes al pan rallado-huevo de toda la vida.


La foto corresponde a unos "libritos" de lomo con extra de queso y de baicon -opcional, por supuesto- que hemos rebozado con esas sobras de "snacks". Para triturarlos usé la picadora que llevan como complemento casi todas las "minipimer" del mercado. Los puse todos y piqué hasta tener diferentes grosores, algunos más finos y otros más gruesos, porque así cuando comamos notaremos diversas texturas al masticar. 

Para rebozar, primero pasamos por huevo batido y después la mezcla triturada. Si queremos doble rebozado, pues repetimos: huevo-mix-huevo-mix. Para un par de piezas con un huevo que batamos ya tenemos suficiente. Y lo más importante de todo: EL ACEITE BIEN CALIENTE. Antes de poner cualquier cosa a freír, lo mejor es echar al aceite un poquito de harina o en este caso un poco del mix y ver si el aceite se pone a burbujear. No hay nada peor que meter una fritura en aceite que no ha cogido una buena temperatura -entre 150 y 180ºC- ya que absorberá todo el aceite y se quedará blanda y grasienta... puaghhhh. 

Hay quien deja el aceite hasta que empieza a humear, pero ése es el punto en que empieza a quemarse y a ser más nocivo por lo que la prueba de echar un poquito de alimento al aceite es la que siempre me ha funcionado mejor para casa.

Y por último... por vuestra salud y por vuestro paladar, sacadlo a un plato con papel de cocina para que absorba la grasa sobrante antes de servir en el plato definitivo. 

Ñam ñam. ¡Buen provecho!