Abro el armario y me encuentro varias barras de chocolate abiertas: "vaya y ahora ¿qué hago?" Una de dos, o las meto en la nevera o me invento algo. La primera opción no me convence mucho porque el sabor y la textura que tiene el chocolate de nevera no me atrae así que opto por la segunda opción, al invento voy.
Los ingredientes que he usado son:
- Coco rallado.
- Leche condensada.
- Chocolates varios abiertos de comensales vergonzosos
- 100 gr. de coco rallado.
- 150 gr. de chocolates variados: negro y chocolate con leche.
- 200 gr. de leche condensada.
Ahora para el siguiente paso podemos optar por el plan A o plan B:
- El plan A es poner encima de una bandeja un poco honda la rejilla del horno y así ir colocando las bolitas en la rejilla con cuidado.
- El plan B es ponerlas directamente en la superficie de la cocina.
Si elegís la opción A el sobrante del chocolate caerá en la bandeja, es la opción más limpia, pero si las bolitas han quedado un poco blandas se pueden deformar. La B es ponerlas directamente en la superficie de la cocina (si es mármol, mejor) o ponerlas encima de un plástico o silicona. El inconveniente de esta opción es que el chocolate se expandirá por la superficie y quedara como un cuadro de Pollock.
Después de que hayáis elegido A o B ponemos el chocolate al baño maría a fuego lento para que vaya deshaciéndose. Un pequeño inciso: si mezcláis chocolates diferentes como ha sido en este caso, veréis que no se derriten por igual, paciencia y a fuego lento aunque para acelerar un poco el proceso podéis ir removiendo con cariño. Mientras haremos las bolitas (ahora es el momento de pringarse las manos) dejando el tamaño a vuestro gusto: según queráis más relleno o más cobertura.
Cuando el chocolate esté derretido, con cuidado y con una cuchara o manga, iremos cubriendo las bolitas: a más cantidad de chocolate dejemos caer mayor grosor tendrá la cobertura final, aquí a gusto de cada uno. Una vez cubiertas las dejaremos templar y pasado un rato, con cuidado ya que estarán un poco pegadas, las pondremos en un plato y las meteremos en el frigorífico para que acaben de enfriar y para que se endurezca la cobertura.
Una vez enfriadas las volvemos a manipular con cuidado porque se habrán vuelto a pegar un poco. Con la ayuda de espátula de cocina o cuchillo las despegamos y las ponemos en las cápsulas del tamaño de las trufas.
Ya tenemos nuestros bombones de chocolate rellenos de coco.
Y con el chocolate que haya caído en la bandeja del plan A o el sobrante que hayáis rascado de la superficie del plan B guardadlo y haremos otra receta en la segunda parte de tuneando chocolate. ¡Será chispeante!