Mmmmm patatas!!!mmmm fritas, al horno, en tortilla, puré,
montaditos, de bolsa, cremas, con salsas, en guisos, tantas y tantas formas de
hacerla.... pero a quién no le gustan?
Bien pues partiendo de la base que gustan
y que son económicas, ¿por qué no cocinarlas de otra forma? esta receta es ideal
para visitas, amantes patateros o simplemente por probar, os aseguro que
indiferentes no os dejará.
Ingredientes:
- Patatas
- Aceite
- Pimienta negra o nuez moscada
- Sal
- Nata líquida (opcional).
- Bacon (opcional).
- Queso (opcional).
¿Manos a la obra?
Empezaremos buscando por la cocina un recipiente resistente
al horno y que tenga bordes altos; esto es debido a que la patata tiene que ir
laminada y entera para que no se caiga (aquí
está el truco).
¿Encontrado el recipiente? Bien, pues cogemos las patatas y
cortamos en rodajas, lo más finas que podamos, eso sin perder la forma de
la patata original, porque una vez laminada en rodajas irá tal cual a la
bandeja; repetimos la operación con cada patata cubriendo todo el recipiente y dejando
una mínima separación entre rodajas (si cogemos un recipiente en forma
circular la misma circunferencia ya nos va dando la separación).
Una vez colocadas las patatas rociamos con un poco de
aceite y salpimentaremos las patatas o “salnuezcaremos” eso ya va en gustos.
y…. ya ta!! Al horno!!! A unos 190 grados y chup chup. Para ver
que están listas la mejor forma es el "chuscarradet" de por encima y si pinchamos la patata tiene que tener una textura como de atravesar agua.
Recomendación personal:
Si le añadís unos 200 ml de nata líquida, antes de añadirle
el aceite y sal, quedan irresistibles, y en la última horneada el bacon y
queso por encima para gratinar…. Será el colofón patatero!!
Pensad que podéis añadir cualquier “sobra que tengáis por la
nevera” quedando realmente muy muy sabroso cocinar la patata de esta forma.
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